Así es. Las distintas Órdenes religiosas, Congregaciones, Institutos, etc, han acentuado desde su espiritualidad propia y desde sus obras algunos rasgos característicos de Jesús. De este Jesús que recorría los pueblos predicando, enseñando y curando a las personas. Desde estas acciones de la predicación, la enseñanza y la curación, la Iglesia ha ayudado a transformar la sociedad.
Celebramos esta jornada con el lema: Padre nuestro. La Vida consagrada, Presencia del amor de Dios.
Cada grupo religioso tratamos de concretar cómo ser portadores de ese amor de Dios allí donde estamos. En medio de los fallos personales e institucionales estamos llamados a comunicar y experimentar junto a otras personas el amor de Dios.
El Papa Francisco, en el último Capítulo General celebrado en el mes de septiembre, nos pedía a los Capuchinos tres cosas: Que seamos hombres del pueblo, frailes del pueblo; hombres de reconciliación y de paz, capaces de resolver conflictos y de hacer la paz en las conciencias a través del sacramento del perdón, y que seamos hombres de oración sencilla. Con esa libertad y simplicidad que es propia de nuestro carisma.
Esas tres cosas que nos pide el Papa son lo mejor que podemos aportar los frailes Capuchinos a nuestra Iglesia y a nuestra sociedad. Son nuestra manera de concretar ese amor de Dios, desde el que queremos vivir nuestra vida y facilitar el que otros también lo experimenten.
Benjamín Echeverría.
Provincial de los Capuchinos