En estos meses pasados he visitado algunos países de Latinoamérica donde los Capuchinos estamos presentes. Hay un elemento común en ellos: el descontento, las revueltas y protestas de la población. Esto no solo es propio de dicho continente. Podemos recurrir al dicho de que “en todos sitios se cuecen habas…” y en el nuestro también. De alguna manera podemos decir que una ola de inconformismo y malestar recorre el mundo. Lo vemos en todas esas manifesta-ciones multitudinarias y disturbios contra quienes están al frente de los países.
Quienes estudian la sociedad nos dicen que con la irrupción de las grandes trans-formaciones tecnológicas desde mediados del siglo XX, estamos dejando atrás el modelo de vinculación, para dejar paso al modelo de salvación individual. en este nuevo modelo que va apareciendo de autodesarrollo, nadie se siente responsable del desa¬rrollo de los otros. No se si es exagerad esta afirmación, pero también el papa Francisco se ha referido a este asunto utilizando otras palabras, otra expresión, definiendo esta cultura insolidaria como “cultura del descarte”.
Nuestra convicción cristina basada en la manera que tiene Dios de actuar con nosotros nos anima a implicarnos en la vida de los demás. Estamos convencidos de que viviendo y decidiendo juntos, preocupándonos de los demás, todos ganamos. De ahí que sea tan importante que no perdamos la sensibilidad ante las necesidades de tantas personas que lo pasan mucho peor que nosotros.
Necesitamos cuidar especialmente las relaciones que nos ayudan a construir de manera colectiva. Necesitamos creer que el otro sigue siendo parte de mí. Que no podemos considerar ajeno nada humano. Frente a esa sociedad de la desvinculación nuestra fe cristiana nos anima a trabajar y construir una sociedad en la que seamos corresponsables de la vida común. Cuantos más nos impliquemos para hacer frente a las dificultades, más disminuirán.
La solidaridad es otros de los nombres de la fraternidad. Por eso es de agradecer el esfuerzo y la buena voluntad de tantas personas e instituciones que promueven el desarrollo para el bien común. Conociendo la cantidad de iniciativas que hay en nuestro entorno, podemos decir que hay lugar para la esperanza si valoramos esos gestos solidarios que surgen en nuestro mundo.
Benjamín Echeverría
Provincial de Capuchinos de España