Recuerdo que hace varios años, mientras participaba en un curso de aprendizaje de lenguas, una de las compañeras me preguntó: “¿Por qué la Iglesia va siempre a otros lugares en los que no hay ninguna tradición cristiana?” Mi respuesta, sencilla y breve, fue la siguiente: “porque tiene muy presente el mandato y deseo del Señor: Id y anunciad el Evangelio”.
He recordado esta anécdota al conocer que la Conferencia Episcopal Española nos ha presentado este año las orientaciones pastorales y líneas de acción para los próximos cuatro años. Es un documento que lleva por título “Fieles al envío misionero”.
En el fondo se quiere dar respuesta a una cuestión que aparece constantemente en la vida de la Iglesia: ¿Cómo evangelizar hoy en nuestra sociedad española? Se hace eco de ese gran deseo del Papa Francisco que lo expresa con dos palabras grandes: “discernimiento y sinodalidad”. “Discernir” se refiere a distinguir o advertir algo. Reconocer el momento apropiado para hacer o no hacer algo. “Sinodalidad”, hacer o recorrer un camino juntos.
Todos somos conscientes de las transformaciones que ha sufrido la sociedad en estos últimos años en medio de fuertes crisis y desconcierto por la pandemia. Estamos en un mundo que ha generado desconfianza. La pandemia ha acentuado todavía mas la incertidumbre, el miedo y la desorientación.
Como creyentes y como cristianos también hoy estamos llamados a comunicar que Dios también existe hoy. Benedicto XVI decía que a Dios se lo conoce a través de hombres y mujeres que lo conocen. El camino hacia él pasa a través de quien lo ha encontrado.
Nosotros, bajo la inspiración de San Francisco de Asís tenemos una manera concreta de acentuar algunos rasgos, mensajes y valores del Evangelio. Tenemos una manera concreta de situarnos en la Iglesia y la sociedad a las que servimos. El Papa Francisco nos pedía y recordaba que así nos quiere hoy la Iglesia: que seamos cercanos a la gente, que seamos personas de reconciliación, capaces de poner paz en cualquier conflicto y que seamos personas de oración sencilla.
En este mes, pidamos que la Virgen del Pilar nos ayude a llevar adelante esos deseos del Papa Francisco y a estar atentos a la escucha de Dios. Al igual que ella, que estuvo dispuesta a servir a quien la necesitara, también nosotros podamos expresar, con nuestra vida y obras la manera de actuar de Dios.
Benjamín Echeverría