Medio fundamental de seguimiento de Cristo era la pobreza. Pobreza no es solamente la renuncia a los bienes materiales y al dominio jurídico, sino un compromiso total de inseguridad como grupo, desapropio interior de los bienes personales, aún internos, en función de la caridad, y espíritu de servicio para con todos los hombres. La fraternidad de pobres deberá “ir por el mundo” llevando el mensaje de paz, rehuyendo toda instalación aquí abajo, siendo “peregrinos y forasteros en este mundo”
Así resume Lázaro Iriarte el capítulo de la Regla franciscana sobre la pobreza:
Es una vida radicalmente pobre que llevaba a los franciscanos a no vivir en conventos porque no necesitaban techo común; el coro para rezar el Oficio eran los caminos, donde cualquier piedra podía servir de mesa. Techo, coro y mesa común eran las tres claves de la vida monástica a las que san Francisco renuncia por intentar asemejarse a la vida itinerante de los apóstoles ya que para Francisco más importante que la pobreza de cada hermano, es la pobreza de la fraternidad.
A este grupo se unió San Antonio en Coímbra y de inmediato emprendió una vida itinerante. Marruecos, Sicilia, la Romaña, Lombardía, La Provenza, vuelta a Italia… Viajes constantes definen su vida pues siempre está en camino sembrando la Palabra de Dios por doquier: Rímini, Vercelli, Bolonia, Montpellier, Tolosa, Puy, Bourges, Limoges… Ni le ataban los lugares ni las posesiones. “Venía a ser como un ave de paso que no tiene asiento en ninguna parte”, escribe un biógrafo moderno. Acertada comparación que nos lleva a las páginas más bellas del Evangelio: No andéis preocupados por vuestra vida qué comeréis, ni por vuestro cuerpo qué vestiréis. Mirad las aves, mirad los lirios”
Los artistas representan a san Antonio con el Niño Jesús en sus brazos y un lirio. ¿Qué significa el lirio? Nos vamos en seguida a la pureza angelical de san Antonio, pero él lo identificaba con la página evangélica, que nos hace libres de cargas personales para poder aliviar las cargas de los demás: “Cuando seas ave del cielo, lirio del campo, entonces podrás llevar las cargas y tribulaciones del prójimo como si fueran tuyas”.
Como Jesucristo “cargó con nuestros pecados”, así Antonio se acercó a los pecadores para liberarles del peso de sus pecados. De dolía el peso de los pecados de herejes y pecadores y se hizo peregrino del mundo para que solo sintieran el “yugo llevadero y la carga ligera” del amor de Dios.
Fr. Valentín Martín