... Pero una vez más trataremos de ponerle ilusión, ganas, trabajo y optimismo. Los primeros días nos invitan siempre a renacer. El año viejo debe apagarse para que el nuevo pueda brotar.
A este nuevo año, a los Reyes Magos, al Dios que acompaña nuestra vida, les volvemos a presentar todos esos valores que nos enseñaron desde muy pequeños y que parece que, con el paso del tiempo se van desgastando u olvidando. Son esos valores que no cuestan dinero pero que tienen un valor incalculable y requieren de un esfuerzo por parte de todos. Al comienzo del año seguimos pidiendo esas cosas sencillas y complicadas a la vez: tolerancia, respeto, ilusión, optimismo, paz, amor, tranquilidad, prosperidad, alegría, salud, humanidad, compañía, bienestar, trabajo…
Este año trataremos de pedirlo todo “con moderación”. La ONU ha declarado el 2019 como el Año Internacional de la moderación. La palabra “moderación” significa equilibrio, balance, medida, mesura, prudencia o discreción. Es tener la media justa de las cosas… Esta palabra ha desaparecido en muchos momentos de nuestra vida y tal vez se nos presente en este nuevo año como un valor a redescubrir. Valor que implica cordura y sensatez. Nos ayuda a poner límite ante las cosas y a detenernos ante el exceso. Ya los antiguos hablaban de que la virtud está en el punto medio, que todo es bueno en la vida… con moderación.
Quienes tratamos de vivir nuestra vida desde la espiritualidad franciscana vemos que puede ser una nueva forma de estar en el mundo, de tratar con los otros y de relacionarnos con las cosas. No es cuestión de tener, sino de ser. Así lo creía San Francisco de Asís. Lo que cuenta no es lo que el hombre tiene y posee sino lo que es delante de Dios: “cuanto es el hombre ante Dios, tanto es y no más” (Admonición 19).
Benjamín Echeverría.
Provincial de los Capuchinos