El día 21 de julio con la celebración de la Eucaristía en el Monasterio de la Anunciada de Villafranca del Bierzo se dio comienzo a este Año Diocesano y al Año Lorenzano. Acompañamos a las hermanas Clarisas y a la gente del pueblo, que custodian los restos de San Lorenzo, algunos hermanos Franciscanos y Capuchinos, curas y Obispo de la Diócesis, don Juan Antonio Menéndez y el Cardenal Carlos Amigo, que presidió la celebración.
San Lorenzo de Brindis creo que es el único santo capuchino cuyos restos descansan en nuestro país. El Marqués de Villafranca al conocer la noticia de su muerte en Lisboa quiso que este ilustre Capuchino fuera enterrado en el monasterio que acababa de construir para su hija. En pleno Camino de Santiago los peregrinos, al acercarse al presbiterio para recibir la bendición del peregrino al finalizar la eucaristía, se sorprenden al ver la urna con los restos de nuestro santo. La antigua Provincia de Castilla ha estado pendiente con el paso de los años de este monasterio y de dar a conocer la figura de quien consideraba su fundador.
Durante estos últimos años he tenido la oportunidad de acercarme a Villafranca del Bierzo para celebrar el quinario con motivo de la fiesta de San Lorenzo. Estos dos últimos años junto a José Manuel Laseca, hemos podido disfrutar de la paz de este lugar y de la belleza de esta comarca leonesa.
La figura de San Lorenzo y el tener que ir a Villafranca me ha recordado precisamente que una de las características por las que hemos sido conocidos en nuestras tierras los Capuchinos, es por la predicación. Los frailes durante muchos años nos hicimos presentes en pueblos y ciudades con motivo de misiones populares, fiestas patronales, fiestas señaladas a lo largo del año.
Distintos trabajos ocuparon la vida de San Lorenzo de Brindis. De entre todos, sobresale el trabajo de la predicación. Como dice uno de sus biógrafos, “la actividad de toda su vida, su ocupación por excelencia, aquello que jamás olvidó desde el primero hasta el último día de su vida sacerdotal fue el apostolado de la Palabra. El púlpito fue, en verdad, su cátedra, y desde ella no cesó de repartir a manos llenas las inagotables riqueza de su doctrina”.
Una de las características de la predicación de San Lorenzo fue el uso de la Sagrada Escritura. “Piensa con la Biblia, concibe con la Biblia, se expresa con el lenguaje de la Biblia, sacando de ella no solo frases, ejemplos y citas, sino también una inagotable cantera de alusiones, cotejos y comparaciones. No hay en él reflexión o alusión por insignificante que sea que no despierte un recuerdo de la Escritura”.
Que el ejemplo del Doctor Apostólico nos lleve a cada uno de nosotros a un mayor gusto por la Palabra.
Benjamín Echeverría
Provincial de Capuchinos de España